El modelo de consumo en relación con el textil ha cambiado radicalmente en los últimos años: la aparición de nuevas marcas con precios muy competitivos para adquirir “ropa de temporada” hace que los consumidores hayamos cambiado nuestros hábitos de consumo y demandemos nuevos productos más asequibles y que, probablemente, duren menos tiempo en nuestros armarios.
Este concepto de “usar y tirar”, muy implantado en la sociedad actual, también implica un crecimiento importante del residuo textil que se genera anualmente y que aumenta a buen ritmo en puntos de recogida municipal (puntos limpios, ecoparques e instalaciones similares), en centros de reutilización (ONG y entidades asimilables) y en vertederos, destino final en la mayor parte de los casos.
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Los valores de contenerización varían entre un 5 y un 8%
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